La palabra es un instrumento útil para la comunicación, muchas veces lo único de lo que se dispone. Algunas personas son lamentablemente un poco superficiales y descorteses, por motivos de prisas o prejuicios, y no se dan cuenta del verdadero significado de las cosas. De este modo ellos pierden la ventaja de comprender y actúan como si la palabra escuchada o leída no existiera. Los daños a la comunicación pueden ser enormes hasta llegar a comprender exactamente lo contrario a lo escuchado o leído.

Naturalmente como se observa fácilmente la palabra puede ser usada también para engañar, y no solo para comunicar.

Tiene entonces sentido hacer un prejuicio sin saber?. Un consejo muy útil que escuchamos de quien lee es diferenciar lo verdadero de lo falso, aplicando el principio básico de la conciencia y del juicio.
Hasta el momento de verificar lo que escuchamos o leemos puede ser para nosotros tanto verdadero como falso y entre lo verdadero y lo falso existe un abismo. Sabio es recordarlo!.

Un truco, simple y potente, utilizado por los grandes farsantes de la historia ha sido el no decir la verdad sino solamente lo que los demás querían oír. Esto debería hacer reflexionar al menos, a quien no quiere ser engañado.

La palabra puede ser verdadera o falsa. Recordémoslo… y evitaremos sorpresas desagradables!